Desde Badajoz a Pamplona con el turbo puesto. Así han llegado los toros de Jandilla al sexto encierro. Revolucionados, velocistas, con ansia por llegar lo antes posible a la plaza. En su camino se han llevado a varios corredores por delante, sin dejar heridos por asta de toro.
Los pagafantas del encierro han sido este miércoles los sufridos mozos del tramo de Santo Domingo, incluso los de Mercaderes. Ni más ni menos que cuatro mansos enormes se han puesto al frente y a lo ancho de la manada, tapando toda la calle, sin un solo resquicio para las carreras. Un día menos para ellos.
Los de Jandilla han comenzado a desperezarse a partir de Mercaderes, donde primero uno de los negros del grupo y detrás otros dos han encendido la mecha de la velocidad y han llegado llevando la voz cantante a la curva de la Estafeta. Allí ya les esperaban buenos corredores, mozos muy experimentados. Uno de ellos ha dado una lección de carrera en curva. Otro, con camiseta de topos, ha sido empujado por el lomo de un buey contra el toro que iba a su izquierda, que le ha lanzado un gañafón en plena carrera. Y se ha librado.
El relevo lo ha tomado otro corredor con camiseta negra, que por segundo día consecutivo en San Fermín se ha dado una de las mejores carreras de las fiestas, justo por el centro del inicio de la Estafeta. Ha sido una de las lecciones positiva del día. El ejemplo negativo, el del muchacho que intentaba levantarse del suelo justo al paso del primer morlaco. El pitón le ha rozado la nuca. Hay personas que no saben la suerte que tienen.
La Estafeta ha sido escenario un día más de buenas carreras, con la manada ya bien abierta, con huecos suficientes. Carreras de cercanías, en ocasiones demasiadas apreturas entre los corredores y los pitones, pero así son los nuevos tiempos.
En la llegada a Telefónica, con la reducción lógica de la velocidad, los toros de Jandilla han sacado su peligro y han comenzado a lanzar derrotes. Primero uno a la derecha, que luego se ha encontrado con un grupito de jóvenes parados junto al vallado. Después, ya justo en la entrada al callejón, con los tres primeros jandillas que se habían hermanado. Por fortuna, ninguna cogida.
Los servicios sanitarios hablan de un encierro muy limpio, con tres traslados al Hospital de Navarra.