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Abren al público las termas romanas de Arce

Las termas romanas de Arce están abiertas al público desde el miércoles 7 de febrero. Tras una década de excavaciones arqueológicas, durante el pasado año 2023 el equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en colaboración con el Gobierno de Navarra y con el Ayuntamiento del Valle de Arce, ha realizado labores de consolidación y musealización de este enclave. La finalidad de estas actuaciones es dar a conocer este lugar de paso estratégico, que se ubicaba en la calzada romana Iter XXXIV y que atravesaba los Pirineos en la Antigüedad.

Las termas han sido inauguradas en un acto en el que han participado el director general de Administración Local y Despoblación, Jesús Mari Rodríguez; el alcalde del Valle de Arce / Artzibar, Javier Díez; la directora del Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra, Susana Herreros; y la arqueóloga de Aranzadi, Oihane Mendizabal. También han tomado parte otros alcaldes de localidades por las que discurre la calzada romana en el Pirineo navarro.

A través de paneles informativos y una reconstrucción del edificio en 3D, las y los visitantes podrán conocer de primera mano la evolución y transformación de este enclave, que funcionó como estación viaria desde finales del siglo I a.C.

Además, durante este año se prevé realizar actividades como charlas y visitas guiadas (que se celebrarán en torno a Semana Santa) de la mano de arqueólogas de Aranzadi, así como la publicación de una monografía sobre las termas y su material arqueológico, actualmente en fase de estudio.

Las acciones de musealización y socialización de este patrimonio se integran en la estrategia de regeneración del valle en la lucha contra la despoblación, y se enmarcan, a su vez, en una línea de investigación dirigida por la arqueóloga Oihane Mendizabal, que estudia los enclaves que daban servicio a la calzada romana en el Pirineo navarro, entre los que destacan los enclaves de Arce y Zaldua (Auritz / Burguete). De hecho, las termas de Arce son muy similares a las de Donazaharre / Saint-Jean-Le-Vieux, el asentamiento romano de la vertiente norte que se encuentra comunicado a través de la calzada que cruza el paso de Ibañeta. En la actualidad, Mendizabal dirige el proyecto de investigación transfronterizo PIRENAEUS, cofinanciado por la Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Navarra, cuyo objetivo es analizar y comparar los yacimientos a lo largo de la calzada romana con una visión conjunta.

Una parada estratégica al borde de la calzada

El yacimiento arqueológico de Arce está situado en las puertas del Pirineo, a orillas del río Urrobi y al borde de la calzada que atravesaba los Pirineos. En cuanto al entorno, este es un espacio de transición desde el punto de vista orográfico, climático y, en consecuencia, paisajístico. Todo ello lo convierte en un lugar idóneo como parada en el recorrido que unía a Caesaraugusta (Zaragoza) y Burdigala (Burdeos) a través del collado de Ibañeta.

La especial circunstancia del enclave de Arce, con una ocupación continuada en el tiempo hasta la actualidad, ofrece una diacronía que aglutina un conjunto de especial valor patrimonial. La ocupación se origina en época romana, pero continúa en época medieval, con elementos tan importantes como la Ermita de Santa María, el Palacio y la Casa del Ermitaño, estos dos últimos concluyendo sendas rehabilitaciones a cargo del Gobierno de Navarra.

El primer sondeo arqueológico se realizó en el año 2012 y, posteriormente, las prospecciones geofísicas, llevadas a cabo en los años 2014 y 2017, documentaron un emplazamiento de, al menos, 1 ha de extensión. Se han llevado a cabo siete campañas arqueológicas, centradas en la exhumación del complejo termal, que finalizó en 2023 con la consolidación de los restos, vallado y su puesta en valor con cartelería explicativa, tras una inversión de 98.740 euros del Gobierno de Navarra.

Gracias a las investigaciones llevadas a cabo en el enclave, se interpreta como una estación viaria situada al borde de la calzada romana. Su construcción se realizó probablemente entre finales del siglo I a. C. e inicios del I d.C. conjuntamente con la calzada transpirenaica. Constaba de varios edificios que pudieron ofrecer servicios a las personas usuarias de la calzada. Al mismo tiempo, funcionaba a modo de nexo de unión para que sus habitantes intercambiaran productos locales por otros que llegaban desde todo el Imperio.

Las termas de Arce (siglos I a.C.-II d.C.)

Se trata de una construcción exenta, de planta rectangular, que cuenta con unas dimensiones aproximadas de 26 x 5,5 m en su parte exterior. La construcción, dividida en 7 espacios, se organiza en un único eje formando un recorrido lineal simple retrógrado.

Las personas usuarias podrán acceder desde el extremo meridional para ir recorriendo los ambientes del frigidarium 3, tepidarium 4 y caldarium 5; para después realizar el mismo recorrido en inversa dirección para salir. Las salas calefactadas (cubierto con piedrilla roja [4 y 5]) se calentaban gracias al sistema del hipocausto, ya que estaban comunicadas con el horno (cubierto con teja machacada, [6]) a través del subsuelo.

Reconversión en taller metalúrgico (siglos III-IV d.C.)

Tras el desuso de las termas, tan solo se mantuvo activa la parte septentrional de la construcción [5, 6 y 7], que estaría directamente vinculada con el que fue el praefurnium u horno de las termas. Toda esta área sería transformada con los medios disponibles para que el horno, que anteriormente calentaba las instalaciones, pudiera ser explotado con fines productivos destinados a la metalurgia.

La base del horno (cubierta con teja machacada [6]) se registró cubierta por restos de metal fundido que ocupaba la mayor parte de su superficie, probablemente vestigios de las últimas hornadas realizadas en el lugar. Además, en los depósitos de relleno de alrededor han podido recuperarse gran cantidad de escorias de hierro, junto con reseñables restos de plomo.