Navarra es, por cuarto año consecutivo, la Comunidad con menor riesgo de pobreza y exclusión social gracias al denominado “escudo social”, es decir, medidas como la renta garantizada, los ERTE y el ingreso mínimo vital.
Es la principal conclusión que se desprende del séptimo Informe anual sobre la pobreza y la desigualdad social en Navarra, realizado por la recién creada Oficina de Análisis y Prospección, y que continúa la serie de informes realizados al respecto por el Gobierno Foral.
El vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, Félix Taberna, ha presentado hoy en rueda de prensa este trabajo, junto a la consejera de Derechos Sociales, Economía Social y Empleo, Carmen Maeztu, y al director gerente de la Oficina de Análisis y Prospección, Txerra García de Eulate.
El informe revela la alta influencia de estas medidas como herramientas de contención y cohesión social que, en el caso de los ERTE, han incluido todos los estratos de la sociedad, si bien han sido las personas más pobres las principales beneficiadas. En concreto, para las personas con menor renta, casi la tercera parte de sus ingresos (el 29,2%) provino en 2021 de los ERTE y de la renta garantizada y el ingreso mínimo vital. Así, se considera que el llamado “escudo social” es una clave de bóveda para limitar la incidencia de la pandemia en cuanto a cohesión social y, de esta manera, evitar el aumento en demasía de la desigualdad en Navarra.
El análisis de la desigualdad a través de los ingresos
Por otra parte, el denominado “escudo social” –las medidas puestas en marcha por las Administraciones, como la renta garantizada, el ingreso mínimo vital y los ERTE– ha funcionado para que la crisis no tenga efectos tan devastadores como los que provocó la de 2008. Ambos mecanismos han certificado su influencia como herramientas de contención y cohesión social que, en el caso de los ERTE, han afectado incluso a todos los estratos de la sociedad si bien han sido las personas más pobres las principales beneficiadas, aunque en 2021 se ha visto mitigado su efecto debido a la reactivación de la economía. Más llamativo es el caso de la renta garantizada y el ingreso mínimo vital, aumentando incluso el impacto de estos recursos en el estrato económico más bajo de Navarra.
El estudio corrobora que la renta en 2021 fue más alta que en 2020, donde se había reducido ligeramente por efecto de la pandemia. En cuanto al crecimiento de los umbrales de cada decila, en el año 2021 todos los grupos vieron aumentados sus ingresos respecto a 2020. No solo eso, es muy destacable que los ingresos de todas las decilas fueron superiores en 2021 a los obtenidos en 2019, ya que aumentaron en todas ellas entre un 4% y un 5,1%.
El informe introduce la estimación de los ingresos de la población en la hipotética situación en la que no hubiera ningún tipo de aportación pública o en la que solo existieran las pensiones. En ambos casos las caídas más drásticas se observan en el 20% de la población más empobrecida, aunque también afectaría en gran medida a la clase media. De esta manera, en caso de no existir ningún tipo de aportación pública, la tasa de pobreza severa crecería en algo más de un 16% y la relativa en más de un 12%; en el caso de solo existir las pensiones, la pobreza severa aumentaría en más de un 4% y la relativa en un 3%. Así pues, las pensiones también resultan cruciales para sostener la economía de muchas familias, especialmente de las más pobres.
Radiografía del colectivo
La pobreza severa disminuyó hasta el 11,7% en el año 2021 según la Estadística de Renta de la Población de Navarra, tras el pequeño repunte en el año 2020 (12,1%). Cabe resaltar que esta tasa es inferior a la que había en 2019, en el año previo al inicio de la pandemia.
Según este estudio, los grupos que más sufren la pobreza severa son las personas menores de 16 años y las mujeres. En cuanto a la distribución territorial de la pobreza severa, Tudela y Estella-Lizarra son las zonas que presentan las tasas más elevadas (15,6% y 15,3%, respectivamente).
Una de las principales conclusiones que se extraen del estudio es el impacto que supone el factor de la nacionalidad en cuanto a la pobreza. Los datos muestran que el 14,4% de las personas con nacionalidad española estaba en riesgo de pobreza en 2021 y solo un 6,8% en pobreza severa. En el caso de personas con nacionalidad extranjera nacidas fuera de España, estas tasas se cuadriplican y sextuplican, respectivamente (59,4% y 38,8%).
Por último, los hogares no unipersonales sin menores de 16 años ostentan tasas de pobreza menores que la media navarra. Sin embargo, los hogares unipersonales y los que tienen menores de 16 años tienen más probabilidad de padecer pobreza severa.